Hay que sacar los brazos de la
trinchera
Si te dan será mejor guardar los
dedos en el bolsillo,
Guardar dolor y esquirla para un
puñete a los fantasmas.
Tocarse el pecho en la penumbra,
recordando amigos y casas,
El fuego anónimo de las hojas ,
apretando mandíbula y lengua,
Morder la sombra y la rabia del cazador
De quien no supimos más que sus pasos
En nuestras carnes, en nuestro suelo.
Nosotros, quienes tuvimos el
secreto espanto de los toros
No diremos palabra, no diremos
nada,
Nada/ hasta que se levante el sol
de su búnker
Y expropie los ojos de los
enemigos.
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