Poseo una
Patria de pocos amigos,
-Al resto-
Declaro que no les debo
Nada, ni himno ni amor,
puesto que nada
Me obliga a quererlos
Ni me debo regir por sus
Prácticas, pues por ellas
Caigo en desgracia, pues
Por ellas sufro
Mi patria es una mesa
Donde el pan se unta
Con el trabajo y la beca,
Donde las chauchas
Cobran sabor a fin de mes,
Y donde la metáfora no tiene gracia
Mi patria es una poesía
virulenta, amorfa,
Caliente como una herida
fresca, donde el fraude académico
no tiene cabida,
ni el palmazo a la espalda
a las autoridades,
ni la dictadura del buen gusto
en mi patria
las sillas son pocas
y los corazones son mares hondos
donde se pierden los objetos del mundo
como las palabras
Y el vino tiene un carácter religioso
abundan mis compadres
en los sueños y en las cátedras,
en las bibliotecas y en los cines,
mis amigos brillan en la muerte y en el espanto,
como polillas,
como muertos andantes
y jardines ebrios
se pierden,
deambulan varios días,
no encuentran los colores de la bandera,
no son de este país,
pues tienen que pagar
constantemente en la aduana
el precio de vivir en una patria ajena,
donde todo duele y todo es ajeno
hasta las uñas se vuelven extranjeras
de la carne, de la sanidad,
de la saciedad completa,
y los ojos tienen sed, un oasis derrumbado
a cada esquina, en cada ciudad,
en cada pecho
amigos: frente a la pesadilla
el sol, único deshielo
el ejército de nuestra patria
descansa en nuestros nudillos
locos, desangrados,
polvo en el polvo, sangre
tutelar, ustedes machacan
tanto la palabra como el silencio
he aquí la guerra
blanco
azul
y rojo
mis colores no son
a mis amigos solitarios
los llevo en el corazón.
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