jueves, 31 de mayo de 2012

Criogenia




mis huesos resurgen del barro
de mi bolsillo saco la llama que enciende la pieza

soy una luciérnaga que quiere ser devorada
por unos pavorreales posados en una raíz
que cuelga del cielo

no pido más tiempo para regresar
a  ser una lombriz que se enreda en el sol
mientras abro los ojos desatendiendo la tempestad

quiero que mis huesos sirvan de álbum
para unos niños futuristas

entiérrenme con una tabla periódica invisible
quiero respirar las flores de látex  
de las afroditas city cuando despierte
perder la circulación mental
y tronar los dedos

desaparecer tantas veces como un orgasmo
entre las rendijas de las ventanas y no
y no decaer en el intento.

Primer round de nuestro BrusLí




El sueño no se sostiene en el abismo
Sino que se amarra a las manos del último vengador.

Esta figura cuelga del arco de la pesadilla
Grita buscando el reducto de la noche
Cabecea entre las redes de aire
Dando tumbos hasta encontrar la catástrofe
Cielo arriba.

Tengo el turno de la tienda
Donde todos los muertos se juntan con las palabras
Y las jaurías de silencios se lastiman con las colas.

Los miembros del vengador se contienen
Así como el cuchillo baila sobre la yugular
El aire se escapa por los poros del miedo.

El vengador es un mexicano pequeño o un boliviano
Que ha gritado una granizada de piedras sobre la multitud

El sueño es una lacrimógena en una carnicería
Y mi corazón es un filete ahumado/ exhibido
Para ser canjeado por más sangre y fierros
Para el próximo combate.

martes, 22 de mayo de 2012

Gime conmigo, angelito mío



No traigo flores
Ni el jardín amarillo del sol
Ni la risa maltrecha
Ni los boletos cortados de mis viajes
Hacia tu cuerpo

Ya no hay nada que regalarte
Sino una pitada del cielo

con los deditos juntos,
escarbar quizás qué
pliegue cervical


En qué calle desaparecer nuevamente
Contigo

(Una tarde entera).

domingo, 13 de mayo de 2012

Terminal vacío

En esta ciudad no hay nadie que me espere
ni en ningún terminal hay muchacha
esperando por mi carne.

En mi cabeza hay un toro negro
dando vueltas en círculos
estrellando sus pies en lo etéreo,
en los tiempos que disponen los trigales
para decantar en el conjuro
su bramido.

Mías son las flores cortadas
para quien quiera tomarlas,
domingos y tardes en donde
el baile acaba de madrugada.
Míos los cigarros y las cervezas
para quien quiera conversar
de astronomía en un bar desconocido
acabando por tomar la última gota
extraviando la cabeza entre ríos y silencio.

No hay primaveras en el desierto
ni inviernos en el silabario del puño.
Dando golpes se acaba por comprender
la soledad entre todos los bosques.

En este círculo, ambos cruzamos
las pieles con miedo
pero tú no me esperas
Ni yo tengo miedo


En las costras,
abiertos los mares y las teorías
el sol arde bajo las pestañas.

Dices que me quieres
y que yo mismo me basto, y que me debo
a las piedras, y murmuro constantemente
que te acuerdes de mí
como el polvo al surgir del air

Entre los músculos de la luz
ya no puedo esperar nada
Ni a una muchacha de dudoso cariño
ni un perro que me ladre

Nada más que un vidrio empañado
separa la noche de un cuernazo
del tristísimo hálito de un poema lanzado
a nadie más que a mi
a mi obstinación de dolerme...